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Jonathan Gómez Cantero

Otro sector muy afectado será el turismo.

Ante aumentos de temperaturas de 2ºC

los veranos serán muy calurosos en la

zona mediterránea,

y en costas del suroeste

y Centroeuropa, por lo que estas zonas

probablemente verán reducidas sus tasas de

visitantes y aumentarán, por el contrario, en el

norte de Europa.

Teniendo en cuenta que en gran parte de los

países mediterráneos del sur de Europa el

turismo significa actualmente entre el 5 y el

15% del PIB, la perspectiva del impacto del

cambio climático en este sector debería ser

tenida muy en cuenta.

Con aumentos de 4 ó 5ºC podría ser el fin del

turismo de verano en países como Portugal,

España,Italia,GreciaoFrancia,trasladándose

este tipo de turismo a Escocia, Irlanda, Suecia

o Noruega donde las temperaturas no serían

tan extremas.

Como ya hemos comentado, durante los

veranos, podrán alcanzarse temperaturas

que superen los 50ºC, lo que es presumible

que suponga una reestructuración total de la

geografía del turismo europea. Los países de

la mitad sur del continente serán visitables

durante meses de invierno y desaparecerá el

turismo asociado a la nieve (natural).

Es necesario que entendamos que ninguno

de estos efectos sucede de forma aislada,

aunque aquí sean disgregados con una

finalidad analítica.

Los impactos del cambio

climático son tantos, y cada uno de ellos

llevará asociadas otras tantas actividades que

indirectamente se irán resintiendo, que no

podemos más que sugerir una mirada global

del problema.

Por ejemplo, es previsible que las limitaciones

de desarrollo del sector forestal en

latitudes bajas del continente supondrá

presumiblemente el encarecimiento de los

derivados de la madera, desde los muebles, al

papel,y de no producirse un cambio drástico en

los hábitos de consumo, implicará el aumento

de las importaciones. Más importaciones que

requerirán un mayor consumo energético, en

un contexto, no podemos olvidarlo, de crisis de

recursos.

Otro ejemplo: debido a los fenómenos

climáticos extremos y al calentamiento

global, habrá un cambio en los valores

máximos de demanda de energía, que podrá

aumentar considerablemente en verano

para refrigeración, y disminuir en invierno,

para calefacción. Con la actual tendencia de

encarecimiento de los combustibles fósiles,

de los que hoy depende Europa en un 90%,

si no emprendemos la necesaria transición

energética a un modelo basado en las energías

renovables, el precio de la energía será cada

vez mayor para las familias, produciéndose un

aumento sustancial de la pobreza energética.

En aquellas áreas en que la precipitación

aumente o se intensifique, habrá un mayor

riesgo de deslizamientos de tierra y de crecidas

Figura

62

:

Tala indiscriminada, que diezmó

un gran bosque en el norte de España.

Turismo