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El

clima

dominante

europeo

es

excepcionalmente

benigno

para

la

habitabilidad humana, vegetal y animal. Éste

se divide en multitud de tipos. La elevada

cantidad media de costas marítimas y

oceánicas debida a la presencia de abundantes

penínsulas, golfos, mares interiores e islas,

junto al efecto de la corriente cálida del Golfo,

y la proximidad de los desiertos cálidos de

África (Sáhara), Arabia o Irán, determinan

que en Europa prepondere, pese a las latitudes

altas, un clima templado.

Salvo los grandes sistemas montañosos

europeos (Alpes, Pirineos, Cárpatos, Balcanes,

Montes Escandinavos y Cordillera Penibética)

el resto de sistemas montañosos no son de

gran entidad, por lo que puede considerarse

Europa como un espacio bastante llano en el

que la altitud media apenas sobrepasa los 230

metros sobre el nivel del mar.

Esta diversidad geográfica y de contrastes

oceánicos – continentales propicia la aparición

de multitud de climas que caracterizan a cada

una de las regiones y países de Europa

(Figura

5

)

.

La zona sur, bañada por el mar Mediterráneo,

posee un clima al que el propio mar dará

nombre,

clima mediterráneo

caracterizado

por inviernos y otoños suaves y húmedos y

veranos cálidos y secos. La fachada atlántica

tiene un

clima oceánico

que se caracteriza

por la abundancia de las precipitaciones y las

temperaturas moderadas (tanto frías como

cálidas).La zona norte estaría bajo la influencia

del

clima subpolar

, con bajas temperaturas

todo el año y abundantes precipitaciones en

forma de nieve.

Jonathan Gómez Cantero

Figura 5: Mapa de los climas de Europa. Fuente: Agencia Europea del Medio

Ambiente.